Los perros de la guerra by Frederick Forsyth

Los perros de la guerra by Frederick Forsyth

autor:Frederick Forsyth [Forsyth, Frederick]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Bélico, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1973-12-31T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 11

Shannon llegó a Luxemburgo el lunes siguiente, justo después de la una de la tarde, y tomó un taxi que lo llevó del aeropuerto a la «Banque de Crédit». Se identificó como Keith Brown, mostrando su pasaporte, y pidió las 5000 libras que le estaban esperando.

Después de un rato de espera, para hacer la oportuna comprobación, se encontró la transferencia. Acababa de llegar de Zurich. En vez de cobrar toda la cantidad en efectivo, Shannon tomó el equivalente de 1000 libras en francos luxemburgueses y dejó las restantes 4000 libras en el Banco, a cambio de un cheque bancario certificado por esta cantidad.

Le quedó el tiempo justo para un rápido almuerzo antes de dirigirse a la Hougstraat, donde había concertado una entrevista con la empresa de agentes comerciales «Lang y Stein».

Luxemburgo, como Bélgica y Liechtenstein, tiene un sistema que permite ofrecer a los inversores unos servicios sumamente discretos, e incluso secretos, sobre operaciones bancarias y gestión de sociedades, de modo que su investigación resulta extremadamente difícil a cualquier fuerza de Policía extranjera. Generalmente, a menos que pueda demostrarse que una compañía registrada en Luxemburgo ha quebrantado las leves del Archiducado o está comprometida en actividades ilegales internacionales de naturaleza sumamente grave, las investigaciones policiales extranjeras sobre quienes poseen o dominan tal compañía tropezarán con una rotunda negativa a colaborar. Y esto era precisamente lo que buscaba Shannon.

Su entrevista, convenida por teléfono tres días antes, se celebró con el señor Emil Stein, uno de los socios de la respetable empresa. Shannon se había puesto, para la ocasión, un traje gris recién comprado, una camisa blanca y una corbata de lazo. Llevaba una cartera de documentos y un número de The Times debajo del brazo. Por alguna razón, el hecho de llevar este periódico parece ser, para los europeos, señal de que quien lo lleva es un respetable caballero inglés.

—Durante los próximos meses —dijo al luxemburgués de cabellos grises—, un grupo de hombres de negocios ingleses, entre los que yo me cuento, desea emprender actividades comerciales en el Mediterráneo; posiblemente, en Grecia, Francia e Italia. Con este fin, quisiéramos constituir una compañía holding en Luxemburgo. Como puede usted imaginarse, siendo nosotros ciudadanos ingleses residentes en Gran Bretaña, la realización de negocios en países de diferente legislación fiscal podría resultar muy complicada. Desde este punto de vista fiscal, lo más aconsejable parece ser una compañia holding en Luxemburgo.

El señor Stein asintió con la cabeza, pues esta clase de peticiones no eran sorprendentes para él. Muchas compañías holding habían sido registradas en su pequeño país, y su empresa recibía diariamente encargos parecidos.

—Esto no constituye ningún problema, Mr. Brown —dijo a su visitante—. Desde luego, sabrá usted que hay que cumplir todos los requisitos impuestos por la ley del Archiducado de Luxemburgo. Pero, cumplidos éstos, la compañía holding puede poseer la mayoría de las acciones de otras sociedades registradas en otros países, sin que sus operaciones puedan ser fiscalizadas por las inspecciones de impuestos extranjeras.

—Es usted muy amable. Le ruego que me explique las condiciones esenciales para constituir una compañía de esta clase en Luxemburgo —dijo Shannon.



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